La mirada artística en “Never Look Away”

慢性的なパラドックス
8 min readMar 27, 2024

--

Alerta de spoiler por si no miraste la película.

Aviso: la época del nazismo es mencionada con intención de repudiar y tomar consciencia.

Karl encontrando su mirada de artista.

Ayer terminé de ver esta película con una sensación rara. Es más, pasé por un abanico de sensaciones durante todo el film: hacía mucho tiempo, el cine no me hacía sentir algo tan, tan, tan auténtico y variado.

No por nada, la película arranca en un museo, con un guía explicando lo que es el arte moderno. Kurt Barnert y su tía Elisabeth están en la exposición. Es importante resaltar esta parte porque ella es la llave que abre la puerta al mundo del arte para el protagonista.

En su idioma original: “Werk ohne Autor” (2018), F. H. von Donnersmarck.

Elisabeth tiene un brote psicótico. Toca el piano desnuda, Kurt irrumpe en el cuarto y la ve.

“No apartes la mirada. Nunca apartes la mirada, Kurt. Todo lo que es real es bello”.

Un médico la diagnostica de “esquizofrenia”. Informa de inmediato para que se la lleven a un hospital mental. Esa última vez que Kurt la ve, pone la mano sobre su vista, lo cual cubre la escena y desenfoca el fondo. Quita la mano, la vuelve a poner, la quita, la pone y así. Poniendo en práctica lo que ella decía: “Nunca dejes de mirar”. Se va gestando la mirada del artista, y su relación con su realidad.

Acto seguido, una mesa con funcionarios de alto rango del nazismo, cuyo cabecera “celebra” la aprobación de una ley con la que se ha “esterilizado al porcentaje más debil de la población”. El objetivo, según el vocero: “que las calles estén libres de mongólicos, enfermos mentales y otros individuos deformes”. Y luego detalla que, con el tema de la guerra, aumentó la necesidad de tener camas de internación para sus soldados, y que, según sus horrendas palabras, “se les librará de su existencia sin sentido”.

En esta masacre sin precedentes, Elisabeth es una de las víctimas de Carl Seeband, un ginecólogo nazi encargado de ordenar esterilizar y de practicar la eutanasia.

“ — Mi ascendencia es fuerte. Sé que soy sana — dice ella.

— Tres expertos no opinan eso — contesta Carl”.

Y le comenta que la van a obligar a que eso suceda.

— Usted también es padre. Por favor, por su hija. Ella también pinta. Yo podría ser su hermana. Usted podría ser mi padre. Por favor, papá.

Ninguna palabra le es suficiente a Seeband. Elisabeth es trasladada y, junto a muchas otras mujeres, es asesinada en cámaras de gas. El Ejército Rojo apresa a Carl. Pero logra quedar impune de su historial nazi, luego de salvar la vida del bebé de un oficial ruso.

“Quien salva una vida, salva al mundo entero. Usted salvó mi mundo, señor profesor. Nadie le tocará ni un pelo”, dice el oficial ruso. Nunca una frase estuvo tan mal ejecutada. De alguna manera, viene a complejizar las cosas: por una especie de supervivencia, Carl salva la vida de un bebé, pero no deja de ser un asesino.

El nazismo cae. Entramos en el período de la República Democrática Alemana.

Durante su juventud, Kurt trabaja de rotulista, y tiene un gran talento para el dibujo y la pintura. Consigue una beca para estudiar arte. Ni bien vemos la escena de la primera clase, nos queda en claro varios conceptos, debates e interrogantes que lo seguirán a lo largo del film.

“El viejo pescador”, Pablo Picasso.

El docente critica a Picasso, en particular, aunque puede extenderse a otros artistas, al estilo de: “¿cómo pasás de representar la realidad colectiva del obrero, su lucha, sus vivencias diarias, a caer en el “egoísmo” del artista de querer ser “diferente”, de “querer innovar”, básicamente… de hallar una voz?”. El ejemplo de Picasso es muy obvio porque, de representar a personajes realistas como el pescador anciano -citado acá arriba- pasa a pintar “Guernica” y otros con un estilo similar.

“Guernica” (1937), Pablo Picasso.

Según el docente, se trata de “dejar la vanidad de lado”. Casi como citar mal a Barthes y decir que “el autor muere”, y pasa a ser patrimonio de la humanidad. Es todo en pos de un objetivo colectivo, social, más “importante” que el individuo, y no la “innovación” y el “reconocimiento individual”.

Planteos que de ahora en más marcarán la vida de Kurt:

¿Qué es un artista? ¿Qué debe mirar el artista? ¿Debe representar la realidad política y social casi como un fotograma realista? ¿O que seamos sujetos políticos resultado de los tiempos que vivimos no necesariamente quiere decir que tengamos que representar a rajatabla nuestras vivencias? En resumen, un poco pienso que la búsqueda artista y su posterior producto es otro tipo de preparación: lo social influye, pero también tu autenticidad para ver y hacer.

Kurt conoce y se enamora de Ellie, la hija de Carl, el médico asesino de Elisabeth. Seeband lo considera “genéticamente inferior”. Ellie y Kurt le comentan que van a tener un hijo. Carl inventa un problema de salud en Ellie para practicarle un aborto.

Se había generado un clima hermoso entre Kurt y Ellie. Las escenas sexuales están muy bien hechas, te sentís cómodo viéndolas y no sentís que sean burdas. Kurt está acostado encima de Ellie y una de las cosas más lindas que le dice a él es: “No te muevas, así puedo sentir que somos un solo cuerpo”.

Kurt huye con Ellie a la Alemania Occidental. Capitalismo. “Psicosis” de Hitchcock de estreno en los cines. El arte pop, Andy Warhol, obras de arte hechas con clavos, hombres y mujeres manchándose en pintura, artistas rajando telas, rombos pintados en tapices, y un profesor -que parece rematadamente loco y no se quita nunca su sombrero (¿por qué? un gran secreto suyo)- tirándole arcilla a una pared.

Kurt, que ya no se identifica con el “realismo socialista”, sigue en busca de una voz.

Los medios del artista se diversifican. Los caminos son infinitos. Cada historia es particular. Entender esta parte de la película resulta fundamental para comprender al artista, y sus medios de producción.

Never Look Away recorre el oficio y el espiritu del artista, dialoga con las concepciones de las nuevas olas y el arte como elemento industrializado, pero nunca deja de tomar el fenómeno estético como lo que es: algo indescriptible, líquido, carente de una uniformidad lógica más allá de la que le otorga su contexto”, Iván Gritar, en Letterboxd.

“Me preguntó qué aprendí realmente, qué experimenté realmente en la vida, qué puedo reivindicar sin mentir”, le cuenta el profesor con el sombrero a Kurt.

Volvemos al debate. Porque Elizabeth dice: “Todo lo real es bello”, pero ¿qué es la realidad? ¿Qué maneras de contarlas o retratarlas hay? ¿Hay algún procedimiento para el artista para que ello le sea lo más verídico, verosímil posible?

Quiero decir: ¿quién tiene más razón o más peso a la hora de expresarse con su arte? ¿Pizarnik cuando escribe “Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa”? ¿Xul Solar cuando pinta su Vuel Villa? ¿Lou Reed con su ruidoso Metal Machine Music?

¿O es acaso un concepto erróneo hablar de “razón”, “verdad”? Acá, un fragmento de un texto de Saer:

“No se escriben ficciones para eludir, por inmadurez o irresponsabilidad, los rigores que exige el tratamiento de la “verdad”, sino justamente para poner en evidencia el carácter complejo de la situación […]. Al dar un salto hacia lo inverificable, la ficción multiplica al infinito las posibilidades de tratamiento […]. La ficción no es, por lo tanto, una reivindicación de lo falso. Aun aquellas ficciones que incorporan lo falso de un modo deliberado […], lo hacen no para confundir al lector, sino para señalar el carácter doble de la ficción, que mezcla, de un modo inevitable, lo empírico y lo imaginario”, Juan José Saer, en su ensayo “El Concepto de Ficción”.

Que, si bien habla particularmente de la ficción, uno podría llevarlo al terreno de las distintas artes. No se hace arte para querer eludir la verdad. Más bien, se complejiza la relación que hay con ella. No son contrarias, no es uno u la otra.

Siguiendo con el film: Kurt presenta sus obras y es denominado “el pintor más influyente de su generación”. Al final, halla una voz, un medio, un estilo particular: la pintura de fotografías. Y en esta que cito acá abajo, entrevera las caras de los culpables nazis, la de su tía y su cara de niño, con un toque especial: las difumina levemente.

¿Qué quiere decirnos con eso? En las pinturas de René Magritte hay una “pérdida” o un “encubrimiento” de la identidad (una manzana tapa la cara de un hombre, un ave tapa la cara de otro hombre, un ramo de uvas tapa la cara de una mujer). Pero, en este caso, se trata de desajustar un poco la claridad de la identidad: las cosas no están claras, nunca lo van a estar. “Todo lo que es real es bello” le decía la tía, y “nunca apartes la mirada”. Quizás sea un ejercicio de enfocar y desenfocar, como Kurt hacía poniendo y sacando la mano en su infancia.

¿Quiénes somos? ¿Qué tanto sea posible reflejar quienes somos en nuestras obras? ¿Hay acaso una respuesta o más preguntas que se contestan con más preguntas?

Los críticos le preguntan qué significa su obra y él responde con otras teorías que nosotros, los espectadores, sabemos que no es verdad. “¿A quién representa sus cuadros?” le pregunta un periodista. “No me interesa a quién pinto”, dice Kurt.

La prensa se escandaliza. El tema es: ¿nosotros, espectadores, debemos hacerlo? Lo dudo.

“Los críticos no saben qué está pasando en el arte. Solo pueden interactuar y relacionarse con lo que está pasando ahora y quizás revisar el pasado, y dar una visión parcial del pasado. La cultura del futuro siempre está dictada por los artistas. Los artistas hacen a la cultura, no los críticos”, David Bowie. Fuente: https://youtu.be/_rjpZBFYcxI?t=395

--

--