¿Qué es un(a) escritor(a)?

慢性的なパラドックス
7 min readJun 14, 2023

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Natalicio de Leopoldo Lugones: 13 de junio de 1874.

Debido al natalicio de Leopoldo Lugones, se conmemora el “Día del escritor(a)” en Argentina. Yo leí su cuento más famoso: Yzur, que aparece en Las Fuerzas Extrañas (1906).

Los monos fueron hombres que por una u otra razón dejaron de hablar. […] [Hay] una demostración posible: volver el mono al lenguaje. […] Sabía únicamente, con entera seguridad, que no hay ninguna razón científica para que el mono no hable.

No voy a hablar de quién fue Lugones o el mensaje que da su cuento, en el que el protagonista intenta hacer que un chimpancé hable y que, con este relato, se pueden reflexionar algunas cuestiones respecto de la humanidad. Ya que estamos: lograr que el mono, siendo no-humano, tenga las cualidades que un humano posee , y por lo tanto, un escritor también. Sobre esto, Saussure toca el tema: ¿dónde se origina el lenguaje?, ¿qué es una lengua?, ¿quiénes la hablan?, ¿qué es una masa parlante?, ¿qué es la mutación?, ¿qué problemas o atrofias hay sobre la escritura y el habla?

Dato random: décadas más tarde, en la vida real, hubo un chimpancé llamado Congo (1954–1964) al que le enseñaron a pintar. Algo así como hacer real el cuento de Yzur, pero con la pintura.

En fin, Lugones “se ganó” que su natalicio sea recordado como el Día del Escritor(a) en el país en que nació.

Pero… ¿qué es ‘ser escritor’?

Ser escritor es un título que, en ciertas épocas y lugares, tuvo más prestigio, distinto significado y peso para la sociedad: la poesía en las distintas dinastías chinas, los tratados filosóficos y la mitología en la Antigua Grecia, los poemas chilenos del siglo XX, La Generación del 80 en Argentina, o los best-seller norteamericanos; los ejemplos son muchos, y desde luego, aún no mencioné la ruptura de “la idea tenemos de un escritor” o, mejor dicho, lo primero que se nos viene a la mente cuando mencionamos u oímos mencionar dicha palabra.

Si bien me creo disruptivo, también algo tradicional: no cualquier vocación utiliza la escritura, y no está mal que así sea. Solo escriben los escritores. Hay profesiones que no están relacionadas a la escritura. Para mí, “el pintor pinta”, “el camarógrafo filma”, “el escultor esculpe”, “el dibujante dibuja”: sí, todos crean arte, a su manera, y el escritor, a la suya.

“Escribir:

1. tr. Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie”, R.A.E.

Con lo cual, también son escritores los siguientes: guionista, dramaturgo, poeta, cuentista, novelista, ensayista…, y debo estar olvidándome de algunas subcategorías. Porque hacen eso: escribir. Recurrir a la creatividad, manchar la página en blanco con algo que tenga sentido o finja tenerlo. Y acá, sin dudas, también entra el mundo de la música, o, por lo menos, de las letras musicales: no por nada Bob Dylan ganó un Premio Nobel (sin tirarle flores a dicha distinción, que no solo hizo la vista gorda con varios destacados, sino que también otorgó el “de la Paz” a quienes no la propagan).

“Arte:

2. m. o f. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”, R.A.E.

Ya va dos veces que cito a la R.A.E. No es que sea devoto: me sirve para zafar del apuro. Citar ciertas descripciones y no por ello estar de acuerdo, sino traer la problemática y entender que se trata de un caos muy puro. Con “manifestación de la actividad humana mediante lo cual se interpreta lo real” se quedaría incompleto; solo basta con citar a Dalí con su surrealismo, a Xul Solar con sus visiones, a Remedios Varo con su naturaleza muerta orbitante, aunque podrían ser “interpretaciones” de una realidad, o “robar”, “tomar” ciertos aspectos de ella. En cierto modo, la segunda parte, “plasmar lo imaginado”, resume muy pobre y diccionariamente lo que es el arte. Todo lo vemos a través de nuestros ojos, nuestros sentidos, y por más que querramos recurrir a la razón sin necesidad de los sentidos, a lo Parménides, creo que siempre va a haber algo del sujeto empirista que aprende de las cosas a través de los sentidos. Es un lío hermoso: hay más preguntas que respuestas.

“Naturaleza Muerta Resucitando” (1963), Remedios Varo. Aquí ¿interpretó lo real, plasmó lo imaginado o ambas?

La escritura es, entonces, sin duda, un arte. Así como el cine siempre lo fue, desde sus comienzos, cuando la gente, la crítica o los mismos cineastas no lo consideraban “arte”. Me atrevo a afirmar que el arte es una cosa muy humana y hay algo que está muy en debate en pleno siglo XXI, era de la tecnología y las inteligencias artificiales. Hay un factor muy humano en Kurt Cobain reversionando (con una voz tristona y una guitarra muy apagada) And I Love Her de Los Beatles; en Scorsese hablando del New York que tanto conoce; en Francisco de Goya haciendo sus grabados sobre la tauromaquia española, de hace más de doscientos años. Y creo que ahí radica la diferencia con las máquinas: los humanos vivimos en el mundo tangible, nos suceden cosas; desgracias, felicidades, gula, lujuria, ansiedad, catástrofes. Y tenemos una característica, de la cual no podemos zafar: “lo único asegurado que tenemos es la muerte”. Sabemos que todo se termina y ese factor podría ser el determinante para darle sentido a las cosas, en contrariedad con una vida hipotética que no tendría fin y, por lo tanto, esa infinitud dispararía a un “todo es posible” que podría, quién sabe, sumirnos en la locura.

“Vida” y “Muerte” son cosas que marcan la existencia misma de la humanidad y de todas sus vocaciones; entre ellas, la del artista, el encargado de retratar o trastocar la realidad con su obra. Dos conceptos muy de Canserbero (sus dos discos de estudio llevan esos títulos), si se quiere un ejemplo contemporáneo y entendible. En algunos casos, viven largo y longevo como Borges, Nelly Omar, Atahualpa; en otros, “The End” (el fin) se avecina cuando el sol recién empezaba a salir: Jim Morrison, Heath Ledger, Ray Heredia. Haciendo una muy mala lectura de Kant, la era del sujeto empírico (la persona, el pecador, el mortal) finaliza y viene lo que queda, lo que alimenta “el patrimonio cultural de la humanidad”: el sujeto trascendental. La obra trasciende y, en ciertos casos, se lee increíblemente bien fuera de su propia época.

De la Serie “Tauromaquia”, de Francisco de Goya.

Otra cosa que no tiene por qué ser imprescindible para el “escritor” es el concepto de “libro”. ¿Qué es un libro? ¿Qué es un escritor? ¿Un escritor es el que escribe libros? O aún peor y algo que detesto: ¿Un escritor es el que publica libros? Creo que un libro es un formato físico (también virtual hace algunas décadas) que permite o facilita el encasillamiento de una obra, de un dictado, de un ensayo, de publicaciones científicas, lo que sea. Y que el hecho de “publicar” sugiere “salir al mercado” y, por lo tanto, hacerse conocido. La escritura es un paso previo al capitalismo: es escritor también el que no publica, o el que aún no publicó. Y el que decide hacerlo en un blog, o hacer un poema en un tuit. Pasa que las cosas cambian tan rápido que no da la misma sensación “ser” en plataformas tan nuevas y no encasilladoras, como sí lo sigue siendo a ojos de la sociedad “un libro”, “una recopilación de cuentos, de poemas”, “una novela”, que no deja de ser una cosa que amemos, desde luego. Ojo, una sociedad que cada vez menos le presta atención a estos temas y va más por el minuto de diversión en Tik-Tok, por el remix de treinta segundos que le pasan en su boliche preferido o por el resumen en internet del Quijote para no tener que leerlo en la secundaria.

Para mí, en resumidas cuentas, es tan escritor Nick Drake con su Place To Be que el Borges autor de La Biblioteca de Babel, el Tarantino que guionó Pulp Fiction, la Pizarnik que escribió “Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro”.

And I was green, greener than the hill
Where the flowers grew and the sun shone still
Now I’m darker than the deepest sea
Just hand me down, give me a place to be

Portada de “Pink Moon” (1972), álbum de Nick Drake que contiene la canción “Place To Be”, letra recién citada.

El problema, si se me permite problematizar, es que vivimos en una sociedad que, aparte del desinterés y desvalorización acerca del arte, cree que el escritor es el que escribe libros y encima publica. No en todas las épocas fue igual de importante ser reconocido por el mercado. Muchos no vieron a su obra trascender: el mismísimo Dante Alighieri falleció en 1821, año en que se terminó de escribir La Divina Comedia. Y si vamos a La Muerte del Autor de Barthes, ¡muchos poemas, de tan viejos, son anónimos!

Me quedo con estas definiciones problemáticas de escritor y no con la architípica (¿hemos llegado a una conclusión hasta aquí o el problema sigue igual de abierto y caótico que al inicio?; al menos he intentado romper con ciertos ideales). Un amigo me contó que Ennio Morricone, formado en conservatorios, por mucho tiempo fue infravalorado: creo que la idea de “conservatorio” tiene un poco de eso: “conservador”, “conservar”, “tradición”; y, a veces, está bueno cuestionar, no con ganas de romper e incendiar todo, sino para ver hacia adelante, tal como Charly y Piazzolla, en su momento, lo hicieron con la música. Hagámoslo con la escritura y las demás artes.

De todos modos, feliz día al escritor(a), al que escribe y crea a través de las palabras.

Charly García: “Yo hago ‘tango de ahora’ porque el ‘tango de antes’ ya lo cantó mi papá”.

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